En el sofá con una manta, en el metro, en el Campo del Moro, en la sala de espera del centro de salud... déjate acompañar por la tranquila presencia y sabiduría de los libros, porque LEER, SIN DUDA, ES BUENO PARA LA SALUD
Todos hemos tenido en algún momento de nuestra vida la experiencia de estar enfermos. Como ante cualquier otra experiencia, los modos de afrontar la enfermedadson muy distintos, unos más adaptativosque otros.
Muchas personas han reflexionado sobre el camino recorrido durante la enfermedad y después de ella. Algunas han querido compartir esa experiencia y el aprendizaje adquirido a través de narraciones (relatos, películas,libros...)
Desde ese intenso relato reflexionaremos sobre el significado y el aprendizaje que la enfermedad puede aportar a nuestras vidas.
Os recomendamos Las confesiones del dr Sachs, una buena película que presenta numerosas interacciones de un médico rural con sus pacientes y la forma en la que estos afrontan la enfermedad. Para muestra, dos pequeños botones
¿Cómo responder a los retos de la vida?Hay muchos modos de afrontar cada una de las situaciones en las que la vida nos pide hacer una elección o enfrentarnos a lo que se presenta, sea algo bueno y deseable o algo indeseable. Podemos afrontar la vida con entereza o podemos dejarnos hundir por el peso de los acontecimientos. Situaciones iguales son vividas de forma diametralmente opuesta por personas diferentes.
Parece que los sucesos no son "en sí" buenos o malos.
Tal y como lo cuenta esta fábula
Había una vez un campesino sabio y su
hijo que tenían un caballo. Un buen día el animal se les escapó y los
vecinos del pueblo les fueron a consolar por su mala suerte, pero
el campesino les dijo:
- El único hecho cierto, hoy aquí, es que se ha escapado un caballo. Si eso es buena o mala suerte, el tiempo dirá.
Unos días después el caballo retornó
con una yegua, y los vecinos del pueblo felicitaron al campesino y a su
hijo por su buena suerte. Como la vez anterior el campesino les dijo:
- El único hecho cierto, hoy aquí, es que el caballo ha vuelto con una yegua. Si eso es buena o mala suerte, el tiempo dirá.
Al cabo de un tiempo, el hijo del
campesino, intentando domar a la yegua salvaje, se cayó y se rompió una
pierna. El médico dictaminó que se quedaría cojo para toda la vida. Los
vecinos fueron a casa del campesino y de su hijo para consolar a este
último, consternado por su mala suerte. Una vez más el campesino dijo:
- El único hecho cierto, hoy aquí, es que mi hijo se ha roto una pierna. Si eso es buena o mala suerte, el tiempo dirá.
Entonces comenzó una cruenta guerra en
el país y un grupo de guerreros vinieron a reclutar de manera
obligatoria a todos los jóvenes del pueblo. Cuando se disponían a
alistar al hijo del campesino se fijaron en que este cojeaba de una
pierna:
- ¿Qué te pasa en la pierna? - preguntó el jefe de los guerreros.
- Me caí de una yegua mientras intentaba domarla. Nunca más podré caminar derecho o correr- contestó el hijo del campesino.
-
Así no nos sirves. Necesitamos hombres fuertes para combatir, harás
mejor en quedarte con tu padre y tu mujer - dictaminó el jefe.
El campesino dijo:
- ¿Lo entiendes ahora, hijo mío? Los
hechos no son ni buenos ni malos en sí mismos, lo que nos hace sufrir
son las opiniones que tenemos de ellos. Hay que esperar a como afectan a
nuestro devenir. Un día maldijiste tu pierna y ahora es ella la que te
ha salvado de una muerte cierta.
¿Se puede aprender a responder de forma positiva
a los retos de la vida?
En esta sesión leeremos algunos fragmentos del libro de Jon Gordon El perro positivo
Quédate con las ideas clave:
Cómo alimentar al perro positivo
Día 1.- Dar un paseo de agradecimiento
Día 2.- Un día de gratitud
Día 3.- Más sonrisas y más risas
Día 4.- Celebrar tu logro del día
Día 5.- Pasa tiempo con personas positivas
Día 6.- Comparte el don de la amabilidad
Día 7.- Oler las rosas
Día 8.- Saca tu telescopio
Día 9.- Haz una visita de agradecimiento
Dïa 10.- Déjate llevar por el momento
Día 11.- Sé instructor
Algunas maneras de matar de hambre al perro negativo:
No veas las noticias
No participes en los cotilleos
Convierte las quejas en soluciones
Identifica las historias negativas que te cuentas a tí mismo y sustitúyelas por historias positivas
Cambia el miedo por fe
Considera que las personas negativas te ayudan a convertirte en una persona más positiva
Elige palabras positivas en lugar de palabras negativas
La vida es un contínuo cambio. Algunos de esos cambios son esperados, pero otros nos pillan desprevenidos, con el pie cambiado, y nos dejan perplejos, casi con la boca abierta. ¿Por qué, por qué a mí, por qué ahora, y cómo salimos de esta?
Crisis es una palabra ya demasiado repetida en nuestros días. ¿Somos ya, y a la fuerza, expertos en la crisis económica?
Merece la pena seguir reflexionando con ella y sobre ella, porque en las crisis se encierra un gran aprendizaje, si nos acercamos a ellas con curiosidad.
En la sesión de hoy reflexionaremos sobre las crisis vitales. Puedes hacerte una idea en este documento.
Comenzamos nuestra reflexión sobre el paso del tiempo, su uso y disfrute, con este inolvidale bolero del trío Los Panchos
Reloj no marques la hora
Y como el tiempo (el implacable, el que pasó) no se detendrá por más que se lo pidamos, leeremos un fragmento de un cuento que precisamente habla de eso, de ladrones de tiempo, de hombres grises que nos quieren robar ese transcurrir de las horas. El libro Momo, de Michael Ende tiene un personaje inolvidable, Beppo Barrendero, que nos cuenta lo siguiente
¿Ves, Momo? Las cosas son así. A veces tienes ante ti una calle
larguísima. Te parece tan terriblemente larga que nunca crees que podrás
acabarla.
Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que
levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas
más todavia, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la
calle sigue estando por delante. Así no se debe
hacer. Nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez, ¿entiendes? Solo hay
que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la
siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.
Entonces es divertido: eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser. De repente, se da uno cuenta de que, paso a paso, se ha barrido toda la
calle. Uno no se da cuenta de cómo ha sido, y no se está sin aliento.Eso es importante (...)
Además leeremos el cuento "El buscador", de Jorge Bucay
Esta es la
historia de un hombre al que yo definiría como un buscador… Un buscador es alguien que busca; no necesariamente alguien que
encuentra. Tampoco es alguien que, necesariamente, sabe qué es lo que está
buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.
Un día, el buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir.
Había aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un
lugar desconocido de sí mismo. Así que lo dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos, divisó, a
lo lejos, Kammir, Un poco antes de llegar al pueblo, le llamó mucho la atención
una colina a la derecha del sendero. Estaba tapizada de un verde maravilloso y
había un montón de árboles, pájaros y flores encantadores. La rodeaba por
completo una especie de pequeña valla de madera lustrada. Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto, sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación
de descansar por un momento en aquél lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las
piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. Dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de aquel
paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por eso descubrió aquella
inscripción sobre una de las piedras:
Abdul Tareg, vivió 8 años, 6
meses, 2 semanas y 3 días Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que aquella piedra no era
simplemente una piedra: era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en
aquel lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al
lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Decía:
Yamir Kalib, vivió 5 años, 8
meses y 3 semanas El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada piedra era una
tumba. Una por una, empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida
exacto del muerto. Pero lo que lo conectó con el espanto fue comprobar que el que más
tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once años… Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar.
El cuidador del cementerio pasaba por allí y se acercó. Lo miró llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó si
lloraba por algún familiar. -No, por ningún familiar —dijo el buscador—. ¿Qué pasa en este pueblo?
¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué hay tantos niños muertos
enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta
gente, que les ha obligado a construir un cementerio de niños? El anciano sonrió y dijo: - Puede usted serenarse. No hay tal maldición. Lo que pasa es que aquí
tenemos una vieja costumbre. Le contaré…:
“Cuando un joven cumple quince años, sus padres le regalan una libreta
como esta que tengo aquí, para que se la cuelgue al cuello. Es tradición entre
nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que uno disfruta intensamente
de algo, abre la libreta y anota en ella: A la izquierda, qué fue lo disfrutado. A la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.
Conoció a su novia y se enamoró de ella. ¿Cuánto tiempo duró esa pasión
enorme y el placer de conocerla? ¿Una semana? ¿Dos? ¿Tres semanas y
media…? Y después, la emoción del primer beso, el placer maravilloso del primer
beso…¿Cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días? ¿Una semana? ¿Y el embarazo y el nacimiento del primer hijo…? ¿Y la boda de los amigos? ¿Y el viaje más deseado? ¿Y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano? ¿Cuánto tiempo duró el disfrutar de estas situaciones? ¿Horas? ¿Días?
Así, vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos… Cada
momento. Cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar
el tiempo de lo disfrutado para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es para
nosotros el único y verdadero tiempo vivido”.